Qué revelan las 87 pisadas que se encontraron de los Neandertales

Las pisadas fueron descubiertas en España. En el estudio participó el científico Ignacio Díaz Martínez, quien trabaja en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología, con sede en Roca, y es docente de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)


Se descubrió recientemente que los Neardentales se cruzaron con Homo sapiens hace miles de años. Crédito: Natural History Museum (Reino Unido)
Entusiasmo. Ignacio Díaz Martínez es español e investiga tanto en la Patagonia argentina como en su tierra natal
Una de las huellas que se conservaron de los Neardentales en España. Crédito: Eduardo Mayoral de la Universidad Huelva.

Ignacio Díaz Martínez es español pero desde 2014 trabaja en Roca, provincia de Río Negro,Argentina, donde ejerce como docente e investigador. A través de una beca de Conicet volvió a su tierra natal y participó en el descubrimiento de huellas de neandertales en las costas de Andalucía, que sorprendieron al mundo por su importancia en la historia de la evolución humana.

El hallazgo fue una consecuencia de la fuerte tormenta que arrasó a mediados de 2020 a gran parte de la arena de la playa de Matalascañas, al sur de la península Ibérica.

La pequeña región, que es un lugar de veraneo por excelencia de las celebridades españolas, dejó de sorprender por sus suelos dorados y de grano fino y pasó a deslumbrar porque conservaba 87 pisadas de presuntos neandertales. Es el primer caso fehaciente de marcas de Neandertales en España y el tercero registrado en el mundo correspondientes al final del Pleistoceno superior, que se considera entre los años 126 mil y 11 mil atrás.

El descubrimiento y su posterior estudio comenzó en junio de 2020 y requirió de un idóneo equipo multidisciplinar para el cual Ignacio Díaz Martínez, quien se ha nacionalizado como argentino, fue convocado a colaborar. Es doctor en Ciencias y se desempeña desde 2014 como científico en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG) con sede en Roca. Además ejerce la docencia en las carreras de Geología y Paleontología de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).

“Unas investigadoras paseaban por la zona para ver los daños de la tormenta e identificaron las huellas de unos animales. En ese momento llamaron a un paleontólogo de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral. Él fue quien me llamó porque eran interesantes para ser estudiadas”, mencionó a Río Negro, Díaz Martínez.

El investigador se encuentra cooperando desde principios de diciembre a través de una beca concedida por el Conicet. Una vez finalizada su estancia regresará a Argentina a mediados de marzo. Actualmente se encuentra radicado en Portugalete, un pueblo de 45 mil habitantes próximo a Bilbao.

El estudio que hicieron permitió saber que los restos de las pisadas pertenecieron a los Neandertales, que fueron una especie extinta del género humano, que habitó entre 230 y 40 mil años atrás. La estimación se obtuvo por medio de registros previos que aseguran que es la única clase de homínidos de la que se tiene evidencia en Europa en aquel momento.

“Por la fecha tienen que ser los Neandertales porque no había otros humanos en el continente. Pero por cercanía a Marruecos, donde se encuentran los datos más antiguos de Homo Sapiens, también se podría tratar de ellos. Aunque en este caso hubiesen necesitado traspasar el Estrecho de Gibraltar”, precisó el científico Díaz Martínez.

La investigación cobró valor no solo por tratarse del primer dato corroborado de Neandertales en España sino también porque ayudó a clarificar aspectos sobre el propio comportamiento y ambiente donde desarrollaron sus actividades.

“Muchos de los datos de los Neandertales siempre se encontraron en cuevas, pero ahora los estamos viendo también en la costa. De alguna manera se habían acostumbrado a vivir allí”, expresó el investigador.

Ese dato revelaría que para los Neandertales sería mucho más fácil aprovechar los beneficios alimenticios y hábitat de las riberas antes que los obtenidos en el interior de una roca.

El descubrimiento se produjo en la costa del Atlántico en la Comunidad Autónoma de Andalucía, cerca del límite con Portugal y próximo al estrecho de Gibraltar. Se trata de un área protegida por la comunidad europea por tratarse de un antiguo humedal, un motivo por el cual es vigilado de cerca por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el equivalente español al Conicet de la Argentina.

“Nos dimos cuenta que no había una o dos huellas humanas, sino que eran 87. En el resto del mundo cuando hay hallazgos de este tipo se suelen encontrar solo unos cuantos pares”, precisó el científico. Según los resultados de los estudios de la Universidad de Huelva y del CSIC, publicados en la revista Scientific Report, 31 de las marcas encontradas se encuentran completas, incluso con rastros de los dedos de los pies. Y sus medidas rondan entre los 14 y 29 centímetros.

Serían de individuos con una altura variable desde los 104 a los 188 centímetros, compatible con los perfiles de adultos y de niños. Junto con esas pisadas también se localizaron indicios de animales de gran porte, como lo son elefantes, chanchos salvajes, aves acuáticas, bisontes y ciervos, entre otros. Todas esas especies habrían coexistido en simultáneo en lo que fue antiguamente un gran humedal.

“Podríamos suponer que los adultos y los niños interactuaban juntos en un comportamiento social. Pero con respecto a los otros animales no sabemos qué estaban haciendo. Quizá los buscaban para cazar o jugar. Sabemos que convivían en el mismo lugar, pero no si coincidían al mismo tiempo”, precisó Díaz Martínez.

Vale aclarar que en la zona no se encontraron huesos de estos homínidos, con lo cual se vuelve de vital importancia el análisis pormenorizado y una compleja reconstrucción solo a través de estas marcas.

Una de las características de las huellas es que se posicionan de forma perpendicular y hacia dentro del antiguo humedal. Los expertos que investigaron las pisadas realizaron comparaciones morfológicas mediante modelos en 3D. También hicieron análisis de los sedimentos para describir tanto a las huellas como al ambiente en el que convivieron los individuos.

Los seres humanos y la herencia de los antepasados

Desde los primeros hallazgos de restos de neandertales en Europa y Asia se creyó que no tenían nada que ver con los seres humanos de hoy. Sin embargo, la tecnología para investigar en genómica, bioantropología y otras disciplinas está permitiendo dar vuelta la historia.

Ahora se sabe que los neandertales y humanos no solo convivieron en Eurasia, sino que también tuvieron descendencia juntos. El ser humano actual heredó de ellos entre un 1,5% y un 2,1% de su material genético.

Esa combinación entre humanos y neandertales viene siendo estudiada desde hace varios años. Al considerarla se han hecho también descubrimientos sobre factores genéticos asociados a enfermedades actuales, incluyendo el COVID-19.

Durante el primer años de la pandemia, se encontró que algunas personas sufren cuadros graves por el coronavirus, mientras que otras sólo presentan síntomas leves o no presentan ningún síntoma. Además de la obesidad, la diabetes, las enfermedades respiratorias como EPOC o las cardiovasculares, hay factores genéticos que predisponen a la enfermedad grave.

Los investigadores Hugo Zeberg, del Instituto Carolina de Suecia y Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, demostraron en 2020 que los seres humanos actuales heredaron de los neandertales el principal factor de riesgo genético de COVID-19 grave.

Días atrás, Zeber publicó un estudio donde reveló que las personas portadoras de ese factor de riesgo grave en COVID-19 -mismo que fue heredado de los neandertales-, tienen menos receptores CCR5. Lo cual cobra relevancia porque estos son utilizados por el virus del VIH para infectar los glóbulos blancos.

El hallazgo se hizo al analizar los datos de pacientes de tres grandes biobancos del Reino Unido y Estados Unidos.

Otras variantes genéticas aportadas por los Neardentales disminuyen la susceptibilidad a las infecciones por Helicobacter pylori y el riesgo de alergias en los humanos.


Fuente: Río Negro